A continuación, se describirá el efecto de las micotoxinas sobre el sistema inmune de los animales.
Cerdos
En los porcinos, la susceptibilidad a las micotoxinas se refleja en los hallazgos patológicos y de bajo rendimiento productivo. La afección de las micotoxinas al sistema inmune de los cerdos es un tema que varía de acuerdo con la toxina y las condiciones presentadas en el momento de exposición.
En cerdos, se ha observado que las aflatoxinas son capaces de desregular la presentación de antígenos mediada por células dendríticas, cuando son expuestos a bajas concentraciones; además, estas toxinas pueden comprometer la síntesis de citoquinas proinflamatorias. En lechones en desarrollo, existe gran susceptibilidad por la aflatoxina B1, dado que reduce la respuesta linfoproliferativa global. Estudios mencionan que cuando las cerdas se exponen a este tipo de micotoxinas, los macrófagos y neutrófilos de los lechones también pierden ciertas capacidades funcionales (Pierron, Alassane, & Oswald, 2016).
Los tricotecenos como el DON y la toxina T-2 pueden regular tanto para arriba como para abajo las funciones inmunitarias (Pierron, Alassane, & Oswald, 2016). La literatura asevera que el deoxinivalenol suprime el sistema inmunitario cuando se encuentra a elevadas concentraciones; y por el contrario, estimula el sistema inmune a bajas concentraciones (Muratori & Woo, 2021). De acuerdo con lo anterior, un estudio realizado en cerdos demostró que el consumo crónico de DON en dietas contaminadas, incrementa la expresión de citoquinas inflamatorias y genera una mayor cantidad de anticuerpos IgA e IgG (Pestka et.al, 2004). Acerca de la toxina T-2, en cerdos puede generar leucopenia y el descenso del número de células de los órganos linfoides. Al mismo tiempo, la exposición prolongada a bajas dosis de toxina T-2 influye sobre los linfocitos T de memoria, generando un efecto adverso sobre la respuesta humoral mediada por linfocitos B y provocando una respuesta inmune secundaria deficiente (Adhikari, et al., 2017).
Otras toxinas con gran inferencia sobre el sistema inmune son las fumonisinas y en menor grado la ocratoxina A. En los cerdos, la fumonisina B1 modifica el equilibrio de las citoquinas Th1 y Th2, alterando la respuesta humoral. Asimismo, la exposición a FB1 reduce significativamente la cantidad de células viables por el proceso de apoptosis o muerte celular (Zhu & Wang, 2022). Varios estudios reportan que la fumonisina B1 altera la maduración de las células presentadoras de antígeno, al momento de reducir la expresión de IL-12 p40 a nivel intestinal y disminuir la expresión positiva del complejo principal de histompatibilidad de clase II, lo que reduce la estimulación de las células T (Pierron, Alassane, & Oswald, 2016). Por su parte, la ocratoxina A en cerdos, tiene un impacto sobre la expresión de las citoquinas y no tanto sobre las concentraciones de inmunoglobulinas totales y específicas (Pierron, Alassane, & Oswald, 2016).
En cuanto a la zearalenona, es mejor conocida por su efecto tóxico en la fertilidad que en la inmunidad, además de que la información es escasa (Zakil et.al, 2012). Sin embargo, un estudio comprobó que la respuesta inmune porcina es inadecuada al momento de exponerse a la zearalenona y sus derivados, destacando que la toxina disminuye la viabilidad de células inmune, la formación de anticuerpos y la producción de citoquinas (Marín et.al, 2011).
Conforme a lo visto anteriormente, el sistema inmune del cerdo cambia su respuesta a la toxicidad dependiendo del tipo de micotoxina, dosis de toxina y diferentes factores anexados; con ello, la variedad de resultados difiere entre el efecto estimulante o inmunosupresor de la micotoxina. Se puede deducir que, para ambos resultados de inmunidad, los componentes que siempre se ven alterados son las células inmunitarias, vías de señalización celular y mediadores inflamatorios (Cimbalo et.al, 2020).
Aves
A pesar de estudiarse la aflatoxicosis por más de 50 años, aún no se comprenden bien sus mecanismos de inmunosupresión. Se conoce que, en las etapas iniciales de exposición de las aves a esta toxina, aumenta notoriamente la respuesta inmunitaria humoral. No obstante, la inmunidad humoral desciende de acuerdo con el período de exposición. Se presume que las aflatoxinas, sobre todo la B1, agotan el número de células linfoides presentes en el timo, bazo y bolsa de Fabricio. Con ello, se inhibe la síntesis de anticuerpos por parte de los linfocitos, dando lugar al descenso inmunitario, anteriormente mencionado (Yunus, Razzazi, & Bohm, 2011).
El DON es caracterizado por inhibir la biosíntesis de proteínas, ARN y ADN, sin mencionar su efecto alterando las membranas celulares. Los tejidos con gran recambio de proteínas son los más afectados por la exposición a DON, y entre estos tejidos se encuentra el inmunitario. La inmunotoxicidad por DON en aves de corral, es una información, aún bastante limitada. En los pollos, el DON junto con otros tricotecenos logran estimular o deteriorar la inmunidad humoral (Awad, Ghareeb, Bohm, & Zentek, 2013). Para el conocimiento del efecto del DON sobre la inmunidad humoral, suele ser bastante útil el uso de los títulos de anticuerpos séricos contra las vacunas virales comunes, de modo que se ha identificado que el DON suprime la respuesta posvacunal para virus como el de la bronquitis infecciosa (IBV) o de la enfermedad de Newcastle (NDV) (Ghareeb, Awad, & Bohm, 2012). Recientes estudios mencionan que el DON puede tener un efecto en la reducción de IgA y en el peso del bazo. Otras investigaciones realizadas en pollos concluyeron que la exposición al DON da un aumento en la respuesta de anticuerpos, aunque la respuesta inmunitaria cambia según la concentración de micotoxinas y la manifestación de otras variables (Hwan, Kim, Kim, & Moon, 2015). Adicionalmente, en gallinas ponedoras se ha descrito, que el DON reducen el número total de glóbulos blancos y linfocitos (Awad, Ghareeb, Bohm, & Zentek, 2013).
Sobre la toxina T-2, en aves origina una menor respuesta inmune dado que reduce la cantidad de células linfoides ubicadas en medula ósea, timo y bazo, lo que permite a agentes patógenos volverse más resistentes durante las infecciones. Con el descenso celular, varios órganos linfoides pierden su tamaño original, incluyendo la bolsa de Fabricio en aves (Filazi et.al, 2017).
Por último, otras micotoxinas tienen un cierto impacto sobre el sistema inmune aviar, aunque de menor nivel. Por ejemplo, la ocratoxina es capaz de reducir el tamaño de órganos inmunitarios como el timo y la bolsa de Fabricio. Mientras que la fumonisina B1 altera la morfología y funcionalidad de los macrófagos, lo que vuelve a los pollos mayormente susceptibles a infecciones bacterianas. También se observan deficiencias en el título de anticuerpos (Hwan, Kim, Kim, & Moon, 2015)
Rumiantes
En los animales rumiantes, las micotoxinas interfieren con la función inmunitaria de diferentes maneras. Por un lado, pueden alterar la inmunidad mediada por células (mermando la fagocitosis) y por otro deteriorar la inmunidad humoral. Con la disfuncionalidad inmunitaria, el riesgo de enfermedad incrementa, en especial durante períodos estresantes como el parto o destete. Cabe destacar, que las vacas en transición y los terneros son los más susceptibles a los efectos inmunosupresores de las micotoxinas, que las vacas maduras (Gott & Schwandt, 2021).
Debido a la capacidad de degradación de toxinas presente en el rumen, gran parte de las micotoxinas no logran tener el efecto que se observa en animales monogástricos. Sin embargo, las aflatoxinas son parcialmente degradadas en un metabolito conocido como Aflatoxicol. El efecto tóxico del metabolito actúa en basándose en distintos mecanismos en el sistema inmune del ganado, que incluye: inhibir la blastogénesis linfocitaria y suprimir la proliferación linfocítica (principalmente mediada por AFB1). Finalmente, en el ganado rumiante se resalta que la exposición crónica a micotoxinas interfiere con la inmunidad proporcionada por vacunas (Bola, 2017).
Animales de compañía
En los animales de compañía, tanto perros como gatos padecen el efecto inmunosupresor de las micotoxinas. Hay poca información de la contaminación por micotoxinas en las formulaciones de alimento para perros y gatos, y el efecto de dichas toxinas sigue siendo aún, un campo por explorar. Actualmente se comprende, que el consumo prolongado del alimento contaminado trae consecuencias en detrimento de la salud de perros y gatos, sin contar que su sistema inmune queda en subóptimas condiciones (Grandi et.al, 2019). En perros, el mayor grupo de micotoxinas que tiene más reportes y casos, son las aflatoxinas; dado que al igual que en cerdos, son bastante susceptibles (Barth, et al., 2013). Otra micotoxina descrita, es la ocratoxina, la cual ha tenido repercusiones sobre la baja resistencia a las infecciones por lo que el íntegro estado de salud del animal queda expuesto (Koerich & Scussel, 2012)