Ensilado: Una fuente silenciosa de micotoxinas

Introducción

     El nivel de micotoxinas en los piensos puede variar mucho de un año a otro, debido a varios factores, como la temperatura, la humedad y las buenas prácticas agrícolas. Las dietas para rumiantes incluyen tanto forraje como concentrados, lo que aumenta la exposición a las micotoxinas, en comparación con las dietas para monogástricos (Gallo et al., 2015). 

     Existe la opinión de que los rumiantes son menos sensibles a las micotoxinas, debido a su detoxificación microbiana. Sin embargo, las micotoxinas metabolizadas en el rumen se pueden trasformar en formas nocivas, como el DON-3-glucósido generado por el DON, o la AFM1 producida por la AFB1.

     Las micotoxinas y sus metabolitos pueden perjudicar la salud de los animales, su productividad y reducir la calidad de sus productos, especialmente si la contaminación incluye la presencia de dos o tres micotoxinas que pueden ejercer efectos sinérgicos negativos.

     Aunque la investigación sobre la contaminación por micotoxinas se ha centrado principalmente en los cereales debido a su importante inclusión en las dietas animales, los estudios sobre el ensilado han demostrado que puede superar las concentraciones máximas permitidas para las dietas de rumiantes por la Unión Europea y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA estadounidense; Tabla 1; adaptado de Ogunade et al., 2018).

Contribución del ensilado a la ingesta total de micotoxinas en vacas

       El nivel de micotoxinas en los piensos puede variar mucho de un año a otro, debido a varios factores, como la temperatura, la humedad y las buenas prácticas agrícolas. Las dietas para rumiantes incluyen tanto forraje como concentrados, lo que aumenta la exposición a las micotoxinas, en comparación con las dietas para monogástricos (Gallo et al., 2015).

       Existe la opinión de que los rumiantes son menos sensibles a las micotoxinas, debido a su detoxificación microbiana. Sin embargo, las micotoxinas metabolizadas en el rumen se pueden trasformar en formas nocivas, como el DON-3-glucósido generado por el DON, o la AFM1 producida por la AFB1.

       Las micotoxinas y sus metabolitos pueden perjudicar la salud de los animales, su productividad y reducir la calidad de sus productos, especialmente si las materias  la contaminación incluye la presencia de dos o tres micotoxinas que pueden ejercer efectos sinérgicos negativos.

       Aunque la investigación sobre la contaminación por micotoxinas se ha centrado principalmente en los cereales debido a su importante inclusión en las dietas animales, los estudios sobre el ensilado han demostrado que puede superar las concentraciones máximas permitidas para las dietas de rumiantes por la Unión Europea y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA estadounidense; Tabla 1; adaptado de Ogunade et al., 2018).

Cantidad total de micotoxinas ingeridas por las vacas (adaptado por Ogunade et al., 2018)
Cantidad total de micotoxinas ingeridas por las vacas (adaptado por Ogunade et al., 2018)

Tabla 1. Cantidad total de micotoxinas ingeridas por las vacas (adaptado por Ogunade et al., 2018)

Conclusiones: ¿Qué se puede hacer para reducir las micotoxinas en el ensilado?

El éxito de la gestión de la contaminación por micotoxinas en la alimentación animal requiere un enfoque global que abarque varias etapas de la producción. Por estas razones, para minimizar y controlar la contaminación por micotoxinas en el ensilado, debe tenerse en cuenta:

  1. Fase de precosecha. Minimizar el estrés medioambiental mediante prácticas agronómicas adecuadas (Edwards, 2004; Whitlow and Hagler, 2005). 
  2. Fase de cosecha. Una cosecha más temprana puede reducir los niveles de contaminación por micotoxinas. Además, es muy importante planificar el momento de la cosecha para maximizar el rendimiento, la concentración de materia seca y los valores nutritivos (Jouany, 2007). 
  3. Fase de ensilado. Los silos deben llenarse rápidamente después de la cosecha, para garantizar la densidad y las condiciones anaeróbicas recomendadas (Jouany, 2007).
  4. Análisis de micotoxinas. Conocer los niveles de contaminación por micotoxinas podría ayudar a establecer la estrategia de desintoxicación adecuada.
  5. Uso de soluciones anti-micotoxinas. Los niveles de contaminación por micotoxinas determinarán el nivel de riesgo. Una vez hecho esto, el producto específico contra las micotoxinas podría añadirse a la dieta de los animales, con el fin de reducir los efectos perjudiciales. 
  6. Apoyo. El fortalecimiento de la salud intestinal de los bovinos con la mezcla adecuada de probióticos y aditivos fitogénicos para potenciar la absorción de nutrientes y la inmunidad.